Desde las noches del hombre primitivo, este aprendió que era bueno, y
necesario reunirse, que el fuego era útil, daba luz y calor, extendía el
sentido de la vista en la oscuridad que lo rodeaba. Cercado por sus propios
temores descubrió y valoró la compañía del otro. Aprendió a agruparse, de noche
a cielo abierto en torno al fuego.
En estas circunstancias el fogón nos pone en contacto con las más primitiva
y elemental experiencia humana. El hombre frente a un universo infinito,
empequeñecido y necesitado de compañía, porque la piel que lo encierra lo
limita a agudizar sus sentidos ante las acechanzas de lo que no puede ver y su
mente le cuestiona.
La noche y el fuego cobraron valor de símbolos. La primera, de lo que
eterno, de lo que no conocemos, de lo que no tiene limites, el segundo, de lo
que podemos ver y sentir, la luz y el calor la vida, el amor... Las llamas
dejan ver rostros y almas que comparten un momento.
Fogón es una
reunión al fuego de un grupo de personas, en el cual los asistentes reunidos
hablan, dicen o expresan lo que sientan es ese momento, dentro de un marco
determinado, por ejemplo un campamento o una actividad de jornada completa que
termina con un fogón. La característica de este tipo de fogón es la
espontaneidad, la improvisación y por sobre todas las cosas el carácter de
unidad grupal. Esta es una de las acepciones del concepto fogón.
Hay distintos
tipos de fogones: fogón reflexivo, recreativo, espontáneo, temático, dirigido
entre otros.
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